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La canción del ego

Mi ego necesita.
Mi alma tiene.

Mi ego intenta.
Mi alma hace.

Mi ego conoce el problema que hay.
Mi alma se convierte en la respuesta que hay.

No estoy solo.
Dentro de mi ser sin luz:
mi ego, mi muerte desnuda.

No estoy solo.
Dentro de mi corazón blanco :
mi alma, y la llama de mi espíritu.

El ego es el ladrón de ladrones. Por no hablar de las experiencias comunes y corrientes, incluso las realizaciones temen a este intruso.
Sentir la ausencia de ego es tan difícil como ver la presencia constante de Dios en uno mismo.
El ego ayuda a que el cautiverio crezca. El cautiverio, a cambio, ayuda a que el ego florezca y corra frenéticamente.
La auto-pena, la auto indulgencia y los llantos emocionales egoístas no son sino un mismo defecto con diferentes nombres.
Oh pequeño ego, oh gran ego, no os preocupéis. Ambos tenéis la Compasión de Dios a vuestra disposición. Así como no hay diferencia entre una corriente y un río cuando entran en el mar, tampoco hay diferencia entre una persona corriente y una persona importante cuando se sumergen en el Mar de la Compasión de Dios.
El ego es la diversidad en la acción no satisfactoria. La entrega es la unidad en la acción satisfecha, la manifestación satisfecha y la perfección satisfecha.
La auto-publicidad no puede ni siquiera tocar los pies de la realización de Dios. La realización de Dios no puede rebajarse para tocar ni siquiera la cabeza de la auto- publicidad.
Creerse uno mismo siempre grande es creer que la lucha y la pericia son innecesarias.
No cabe duda, el hombre es infinitamente superior a una bestia salvaje. Pero siempre bebe de dos botellas de veneno : una botella es el ego y la otra es la duda. Hasta que no haya eliminado estas dos botellas, el hombre no es más que un animal superior.
Esforzarse por hacer algo único es bueno indudablemente, pero es mejor saber si esa cosa única es lo que Dios quiere que hagas.
La diferencia entre Dios y el hombre es esta: el hombre es el yo determinador. Dios es el Nosotros determinado.
Feliz es aquel que ha superado todo egoísmo. Bienaventurado es aquel que ve a Dios emerger desde el mar de su ego.
En el momento en que apartamos de nuestros ojos el espejo de la auto-adulación y sostenemos ante nosotros el espejo de la Verdad, vemos un medio-animal saltando dentro y fuera de nosotros.
No te destruyas con tu oscuro y salvaje ego. El suicidio es la pero barrera posible para alcanzar la meta de la auto-realización. Si te destruyes, el vez de comenzar tu próxima vida desde donde te marchaste en esta, tendrás que retroceder a un punto muy anterior.
Hay una derrota que nos proporciona un triunfo mayor incluso que el de la victoria. ¿De que derrota se trata? La derrota de tu ego por tu alma.

Adelphi UniversityGarden City, New York
15 de abril de 1970