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Autocontrol

En la vida espiritual, el autocontrol es algo muy importante, significativo y fructífero. Sin autocontrol no hay autorealización. En el diccionario encontramos cientos y miles de palabras. De todas ellas, autocontrol es la más difícil de poner en práctica. ¿Cómo podemos tener autocontrol? Si queremos tener autocontrol tenemos que entregarnos a la Fuente. Esta Fuente es la Luz; esta Fuente es Dios.

Un niño quiere tener muchas cosas, muchas de ellas inútiles y dañinas. Pero la madre sabe que si le da al niño esas cosas, lo perjudicará. Y precisamente porque la madre y el hijo son uno, la madre misma se perjudicará también. Así pues, la madre no satisface los incontables deseos destructivos, sin luz, del hijo. De manera similar, el cuerpo es como un niño; si satisfacemos las querencias y demandas del cuerpo, a la larga, nuestra vida se echará a perder. ¿Por qué el cuerpo no nos hace caso? La respuesta es muy sencilla. Porque nosotros no hacemos caso a nuestra alma. Si escuchásemos a nuestra alma, el cuerpo también nos escucharía a nosotros. Sabemos que el cuerpo tiene un superior que es el vital. El superior del vital es la mente, el superior de la mente es el corazón y el superior del corazón es el alma. El superior del alma es Dios. El alma hace caso al Piloto Interno, a Dios, todo el tiempo. El corazón escucha muy a menudo los dictados del alma –muy a menudo, pero no siempre. La mente casi nuca hace caso al corazón. El vital no hace caso a la mente, y desde luego, el cuerpo no hace caso al vital. El problema real comienza con la mente, en la mente. ¿Cómo podemos inspirar al cuerpo, al vital, a la mente y al corazón para que entren en una luz mejor y más colmadora? En este punto, tenemos que saber que buscar fallos en el cuerpo, el vital, la mente y el corazón, nunca los transformará y los cambiará. Pero si los apreciamos, sabiendo que tienen la capacidad de desempeñar un papel significativo en el Drama cósmico de Dios, que son tan importantes como el alma para manifestar plenamente a Dios en la Tierra, entonces podemos transformarlos. Si no condenamos al cuerpo, vital, mente y corazón sino que, al contrario, les decimos que pueden ser los instrumentos elegidos de Dios, que Dios los necesita para Su Juego divino en la Tierra, entonces podemos transformarlos fácilmente. Los indóciles miembros de nuestra familia no tardarán en sentir la importancia de sus respectivos roles en el cumplimiento de la manifestación de Dios en la Tierra. Ellos pueden estar y estarán unificados y unidos para el cumplimiento de este objetivo único.

Autocontrol. Para el autocontrol necesitamos sencillez, sinceridad y humildad. La sencillez ha de alimentar el autocontrol. La sinceridad ha de alimentar el autocontrol. La humildad ha de alimentar el autocontrol. Podemos decir que el desayuno del autocontrol es la sencillez, el almuerzo del autocontrol es la sinceridad y la cena del autocontrol es la humildad. Desgraciadamente, vivimos en una época en que el autocontrol no es apreciado. Ha devenido en objeto de ridículo. Una persona está tratando duramente de lograr el dominio de sí misma, y sus amigos, parientes, vecinos y compañeros se burlan de ella. No ven realidad alguna en su intento sincero de dominar su propia vida. Creen que la forma en que ellos viven sus vidas es normal. Según ellos, la persona que está intentando controlar su propia vida, es un loco. Pero ¿quién es el loco?, quien quiere conquistarse a sí mismo o quien es víctima constante del miedo, la duda, la preocupación y la ansiedad. No hace falta decirlo, quien quiere conquistarse a sí mismo, no solo es el más sabio sino también el mayor héroe divino.

El Comandante en Jefe de los dioses cósmicos, el divino guerrero Kumar, hijo del Señor Shiva, pelea contra las fuerzas no divinas, las fuerzas demoníacas y la ignorancia en el campo de batalla de la vida. Pelea para establecer el Reino del Cielo aquí en la Tierra, en la inmediación del hoy. Anteriormente dije que la gente se burla cuando una persona trata de controlarse. A veces vemos que incluso Maestros espirituales verdaderos son ridiculizados y condenados por la sociedad despiadadamente. Incluso una figura espiritual cuyo corazón es puro como la misma nieve inmaculada, cuya vida no tiene mancha de impureza, cuyo aliento mismo es la vida de pureza, incluso esa persona es víctima de las críticas del mundo ignorante.

Esto me recuerda una historia. Hubo un Maestro Zen que era muy puro, muy iluminado. Sucedía que cerca de donde vivía había una tienda de comida. El propietario de la tienda tenía una hermosa hija soltera. Un día ella quedó embarazada. Los padres montaron en cólera. Querían saber quien era el padre, pero ella no les quería dar el nombre. Tras repetidas reprimendas y amenazas, se rindió y les dijo que el padre era el Maestro Zen. Los padres la creyeron y fueron corriendo al Maestro Zen reprendiéndole con sucias palabras. El Maestro Zen dijo, "¿Es así?" Este fue su único comentario. Cuando el niño nació, lo dejaron con él. El Maestro acepto al niño y lo cuidó. Para entonces, su reputación había quedado totalmente arruinada, y era objeto de burlas. Los días se volvieron semanas, las semanas meses y los meses años. Pero hay algo llamado conciencia en nuestra vida humana, y la joven fue torturada por su conciencia. Finalmente, un día reveló a sus padres el nombre del verdadero padre, un hombre que trabajaba en el mercado del pescado. De nuevo los padres montaron en cólera. Al mismo tiempo, la tristeza y la humillación torturaron a la familia. Acudieron corriendo al Maestro Zen suplicando su perdón, le contaron la historia completa y se volvieron a llevar al niño. El único comentario del Maestro fue: "¿Es así?"

En vuestra vida espiritual, todos estáis tratando de conquistar vuestro vital inferior. Ya sea hoy o mañana, en un futuro próximo o en un futuro más lejano, estáis destinados a conquistar el vital inferior. Pero, en el proceso de vuestra autotransformación, si la gente no entiende o no aprecia vuestra vida pura, por favor no prestéis la menos atención a su crítica. Si no aprecian vuestra sinceridad, vuestro esfuerzo o vuestro éxito en controlar vuestra naturaleza vital inferior, no pasa nada. Si queréis que aprecien y admiren vuestro intento, entonces estáis trayendo innecesariamente a vuestra vida no sólo su crítica y su incredulidad, sino también duda y tentación. Inconscientemente, cada ser humano encarna crítica, incredulidad, duda y tentación. Por una parte estáis tratando de trascenderos a vosotros mismos con la fuerza de vuestra aspiración; por otra parte estáis trayendo a vuestra vida la tentación de otras personas, y con esa tentación estáis inconscientemente intentando alimentar vuestra naturaleza inferior. Así pues, quiero que procuréis ser sinceros con vosotros mismos. Dejad que el mundo os critique. Dejad que el mundo se ría de vosotros. Vuestra sinceridad es vuestra salvaguarda. Vuestra disciplina espiritual os conducirá hasta vuestra Meta destinada. Todo el mundo tiene la capacidad y la oportunidad de convertirse en un rey, si así lo quiere. ¿Quién es un rey? No el que gobierna un país, sino el que se gobierna a sí mismo.

Susquehanna University
Selinsgrove, Pensilvania
4 de marzo de 1970

— Sri Chinmoy, del libro "Eastern light for the western mind".